✨ "Un Maestro dragón da las buenas noches a su dragón recién nacido, dejando que la cría de ojos penetrantes descanse un poco. Sonríe para sus adentros, ya que es consciente de las intrépidas aventuras que le aguardan a este pequeñín y las heroicas hazañas que sin duda protagonizará.

*Chop, chop*... El Maestro dragón pisa algo viscoso al salir del hábitat: un rastro de pringue púrpura. No le da importancia, seguramente no hay de qué preocuparse.

Lo malo de los susurros es que proliferan en las mentes de los inocentes. Cuanto más joven es el receptor, más susceptible es su mente a la corrupción. Y, por desgracia, una vez que se han instalado en su interior, no hay escapatoria.

Nunca nadie volvió a ver a esa cría de dragón. Desapareció para siempre. Y así el Noble dragón susurrador tuvo un títere más bajo sus tentáculos corruptos.

Se podría pensar que vivir toda la vida en un abismo oscuro y acuático es suficiente para volver loco a cualquiera, pero el nivel de corrupción del susurrador era algo sin precedentes en Dragon City. ¿Había nacido así o le había ocurrido algo terrible?

Su especie fue uno de los primeros indicios de vida submarina. Desde el inicio de los organismos unicelulares hasta el desarrollo de las criaturas complejas, el susurrador siempre ha estado ahí, agazapado. Lo ha visto todo. Ha observado la evolución de los dragones y ha sido testigo de sus primeros pasos sobre tierra firme. Pero, junto a los grandes milagros de la naturaleza, también vienen los principios inherentes de la codicia, la ira, la violencia, la deslealtad...

Ha visto de primera mano la corrupción innata que todos llevamos dentro. Los dragones engañan, mienten, pelean, se hacen daño... ¿De verdad es eso todo lo que el dragonverso podía ofrecer? ¿Un puñado de bestias inexpertas luchando sin sentido en las arenas o compitiendo por oro? El susurrador estaba convencido: sabía que sus susurros podían salvarlos a todos... De sí mismos. Si todos los dragones siguieran sus principios, habría menos dolor en el dragonverso.

Susurrar en los oídos de los susodichos era un proceso eficaz pero lento. Necesitaba a otros que le hicieran el trabajo sucio... Su primer recluta leal fue el dragón sacerdotisa de culto, seguido de su propia creación corrupta, el dragón amalgama de tentáculos. Pero al susurrador le seguían faltando fuerzas para ampliar su familia de títeres.

Los Maestros dragón experimentados ya conocen la historia a partir de entonces. Su clan de titanes corruptos sigue siendo una de las mayores amenazas para nosotros.

Cada día lo acercan un paso más a tener a todos y todo bajo su control, haciendo del mundo un "lugar mejor", liberado de los instintos de los dragones." ✨