Baba Yaga estaba haciendo pociones en su cabaña tranquilamente cuando escuchó a dos monstruos discutiendo a gritos fuera. Salió a ver qué ocurría y encontró a Fampira sola, llorando en su patio delantero. Baba Yaga le preguntó qué le ocurría y, con la voz quebrada, Fampira le contestó: "Muerte está muerto para mí. No quiero volver a verle nunca" —dijo mientras se quitaba un anillo precioso del dedo. Cuando se calmó, notó que no muy lejos de allí había una luz que brillaba. Era un humo púrpura que formaba remolinos suspendido en el aire a unos metros de ellas.

"¿Qué es eso?" —preguntó Fampira.

"El portal de las abominaciones" —dijo Baba en voz baja. "Nunca sale nada bueno de él. No te acerques o te absorberá por completo".

"¿De verdad...?" —dijo Fampira mientras lo observaba intensamente y jugueteaba con su anillo. Entonces, impulsivamente, gritó: "¡Entonces también puede tragarse esto!". Lanzó el anillo desde lejos y acertó de lleno en el portal.

“¡Niña estúpida!" —dijo Baba Yaga, muy nerviosa. "Nunca debes alimentar el port...". Pero antes de que pudiera terminar la frase, el portal se abrió y escupió a la mayor abominación de todas, una hecha tanto de ámbar como de odio: Kawthor.

Kawthor es un tanque de agua y un atacante con habilidades de curación. Puede aplicar mucho daño y sangrado a un enemigo y después curarse a sí mismo un 20%. También puede curarse a sí mismo y aplicar provocación en un solo movimiento o provocar daño y aplicarse regeneración a sí mismo. Con una de sus habilidades puede sacrificar a un aliado para obtener daño triple y protección de efectos positivos. Kawthor tiene un rasgo de evolución: en el rango 0 es inmune a la congelación, en el rango 1 se convierte en abominación y en el rango 3 obtiene regeneración al principio de cada batalla.