Durante mucho tiempo, Warspellz estuvo en desacuerdo con la dirección que estaba tomando la tribu de orcos. Echaba de menos los viejos tiempos y al difunto líder, Gurlik. Éste había sido traicionado y arrojado a un pantano por su sucesor, Borjork. Warspellz sintió tanta nostalgia que decidió hacer algo para remediarlo. Reunió todos sus amuletos y pociones y encontró un brebaje para traer a Gurlik de entre los muertos.

Por desgracia, Warspellz es un chamán, no un resucitador profesional. Resultó que Gurlik volvió más como un zombi que como el impresionante orco que solía ser. Resurgió del fondo del pantano, pálido pero espectacular, montado en un enorme sapo llamado Gurmit. Aunque cambió, todavía recuerda hoy todo lo que le pasó, y la venganza corre por las venas que una vez estuvieron muertas. Gurlik ha vuelto.

Gurlik es un atacante natura con ventajas propias. Es capaz de aplicar diferentes torturas como veneno, sangrado o pesadillas. Uno de sus ataques es arriesgado: Puede ganar el triple de daño durante dos turnos, así como un turno extra, o transformarse en un bebé. Mientras es un bebé, no puede atacar ni ser atacado. Tiene un rasgo de evolución: Es un orco, y en el rango 0 los efectos de estado negativos tienen un 25 % menos de posibilidades de afectarle. En el rango 3 obtiene Sepulturero (inmune a posesión, corrupción y pesadillas). Y en el rango 5 se convierte en un ejecutor de estados con inmunidad al noqueo.