Érase una vez, había una gloriosa dinastía de monstruos que todos conocían como "Los Lagartos". Los Lagartos eran famosos por su poder y sus riquezas. Sin embargo, su manera de entender las riquezas era muy diferente a la de los demás. No creían que las riquezas debieran ser transferibles, sino que, por el contrario, debían ser ganadas, por lo que cada uno de ellos trabajó muy duro toda su vida para acumular tantas joyas y tanto oro como pudo; y cuando murieron fueron enterrados con sus tesoros. Y había algo más que hacía que estos lagartos fueran únicos: Eran muy selectivos con sus relaciones. Por ello, cada generación de lagartos tenía menos miembros que la anterior, hasta que llegó un momento en el que la última generación solo tenía un miembro: Ugluk. Ugluk comenzó a luchar y a acumular riquezas para honrar a su familia desde que era muy pequeñito, pero cuando sus padres envejecieron y murieron se quedó totalmente solo. La presión de tener que mantener el honor y gloria de su familia le fue afectando y, poco a poco, fue enloqueciendo. A día de hoy, pasa sus días en el mausoleo de su dinastía, evitando que los saqueadores de tumbas puedan robar los restos y riquezas de sus ancestros.

Hasta los ladrones más grandes y robustos tienen pocas posibilidades al enfrentarse a Ugluk: Es un atacante de tierra duro y es extraordinariamente efectivo contra los tanques. Tiene múltiples torturas y ataques de diferentes elementos. Puede eliminar la mitad de la vida de un enemigo o un 30 % de la vida de todo el equipo enemigo de un solo golpe. También puede aplicar meganoqueo a un enemigo y aplicarse odiaprovocación a sí mismo. Con algunas de sus habilidades puede obtener un turno extra, lo que le convierte en un enemigo letal.

Ugluk tiene un rasgo de evolución: En el rango 0 es inmune al control, en el rango 1 se convierte en un ejecutor de estados y aplica arenas movedizas al equipo enemigo al principio de la batalla, y en el rango 3 obtiene el rasgo resistente.