Elvira era un ángel guardián hasta que perdió a uno de sus protegidos, un monstruo bondadoso que luchaba contra la esclavitud de otras criaturas. Tras este suceso, fue juzgada y sentenciada. El veredicto: perdería sus alas y sería expulsada del cielo.
Sin alas y sin trabajo, Elvira quedó desolada y decidió hacer algo bueno al respecto: acabar la misión que había empezado su protegido. Entrenó día y noche para hacerse más fuerte y conseguir todas las habilidades de batalla necesarias, además de las habilidades de protección que ya tenía. Con todas sus nuevos poderes, consiguió salvar a los esclavos de su miserable existencia. Además, encarceló a los opresores.
Su hazaña no pasó desapercibida en el cielo y el consejo de ángeles decidió readmitirla. Sin embargo, en el momento en que se colocó las alas de nuevo, algo asombroso sucedió: se volvió más fuerte que nunca. Se volvió imparable. Elvira se convirtió en algo así como una gurú, una maestra para todos los ángeles sin ni siquiera tener que batirse en duelo con nadie. Todos conocían su poder.
Un buen día llegó a las puertas del cielo un bebé demonio y se inició un acalorado debate entre los ángeles. Por una parte, estaba Remiel, el Guardián de las Puertas del Cielo, que era contrario a que el bebé se quedara. En el otro bando estaba Ragnael, su mano derecha, que antaño había sido un demonio e intentaba convencer a Remiel para que el bebé tuviera una oportunidad.
"¡No es lo mismo! Tú te ganaste tus alas. La profecía dice que el bebé está destinado a convertirse en el Señor del Infierno. Si dejamos que se quede, pondremos a todo el mundo en peligro." -le decía Remiel a Ragnael.
Fue entonces cuando Elvira intercedió:
"Ya basta. Dejádmelo a mí. Me aseguraré de que sea el ángel más leal de todos. Lo entrenaré y lo protegeré con mi vida y fin de la discusión." Así fue como Elvira tomo el bebé bajó su protección. Más tarde, se convertiría en el Warmaster de fuego Barbael y demostraría que Elvira estaba en lo cierto, ya que era el ángel más leal de todos. En todos los años que pasaron juntos, Elvira y Barbael crearon un vínculo muy especial, un vínculo que solo ellos dos entendían. A algunos ángeles les parecía extraño y sentían un poco de envidia de su pequeño club, pero nadie se atrevió jamás a decirles nada porque, al fin y al cabo, eran Warmasters.
¿Quieres saber qué es lo que hace tan especial a Elvira? Es excepcional en la batalla. La Warmaster de luz tiene mucha vida y resulta ser una gran protectora de su equipo. Puede aplicar protección contra daños a sus aliados deteniendo así el 50% del daño entrante. También puede aplicar el Escudo fotofóbico que detiene todo el daño exceptuando el daño por luz. También puede darle bien fuerte a sus enemigos y provocarles insolación.
Pero lo que realmente hace que Elvira sea única es su mecánica para las batallas: al inicio aplica evasión a todos los aliados. No importa lo rápido que sean ella o sus enemigos porque esta habilidad se aplica antes de cualquier turno. Como extra, los vuelve a todos inmunes ante la ceguera y los efectos de estado tienen un 35% menos de precisión contra ella.
¡Esa es Elvira!
Sin alas y sin trabajo, Elvira quedó desolada y decidió hacer algo bueno al respecto: acabar la misión que había empezado su protegido. Entrenó día y noche para hacerse más fuerte y conseguir todas las habilidades de batalla necesarias, además de las habilidades de protección que ya tenía. Con todas sus nuevos poderes, consiguió salvar a los esclavos de su miserable existencia. Además, encarceló a los opresores.
Su hazaña no pasó desapercibida en el cielo y el consejo de ángeles decidió readmitirla. Sin embargo, en el momento en que se colocó las alas de nuevo, algo asombroso sucedió: se volvió más fuerte que nunca. Se volvió imparable. Elvira se convirtió en algo así como una gurú, una maestra para todos los ángeles sin ni siquiera tener que batirse en duelo con nadie. Todos conocían su poder.
Un buen día llegó a las puertas del cielo un bebé demonio y se inició un acalorado debate entre los ángeles. Por una parte, estaba Remiel, el Guardián de las Puertas del Cielo, que era contrario a que el bebé se quedara. En el otro bando estaba Ragnael, su mano derecha, que antaño había sido un demonio e intentaba convencer a Remiel para que el bebé tuviera una oportunidad.
"¡No es lo mismo! Tú te ganaste tus alas. La profecía dice que el bebé está destinado a convertirse en el Señor del Infierno. Si dejamos que se quede, pondremos a todo el mundo en peligro." -le decía Remiel a Ragnael.
Fue entonces cuando Elvira intercedió:
"Ya basta. Dejádmelo a mí. Me aseguraré de que sea el ángel más leal de todos. Lo entrenaré y lo protegeré con mi vida y fin de la discusión." Así fue como Elvira tomo el bebé bajó su protección. Más tarde, se convertiría en el Warmaster de fuego Barbael y demostraría que Elvira estaba en lo cierto, ya que era el ángel más leal de todos. En todos los años que pasaron juntos, Elvira y Barbael crearon un vínculo muy especial, un vínculo que solo ellos dos entendían. A algunos ángeles les parecía extraño y sentían un poco de envidia de su pequeño club, pero nadie se atrevió jamás a decirles nada porque, al fin y al cabo, eran Warmasters.
¿Quieres saber qué es lo que hace tan especial a Elvira? Es excepcional en la batalla. La Warmaster de luz tiene mucha vida y resulta ser una gran protectora de su equipo. Puede aplicar protección contra daños a sus aliados deteniendo así el 50% del daño entrante. También puede aplicar el Escudo fotofóbico que detiene todo el daño exceptuando el daño por luz. También puede darle bien fuerte a sus enemigos y provocarles insolación.
Pero lo que realmente hace que Elvira sea única es su mecánica para las batallas: al inicio aplica evasión a todos los aliados. No importa lo rápido que sean ella o sus enemigos porque esta habilidad se aplica antes de cualquier turno. Como extra, los vuelve a todos inmunes ante la ceguera y los efectos de estado tienen un 35% menos de precisión contra ella.
¡Esa es Elvira!