Hubo un tiempo en que esta bestia colosal dirigió una raza de gigantes. Después empezó a abusar de su poder, por lo que intentaron envenenarlo echándole una poción en la comida. Sin embargo, la poción era tan poderosa que, en vez de matarlo, hizo que le creciera un ojo venenoso. Eliminó uno a uno a los traidores que intentaron envenenarlo. Ahora no solo sus semejantes le temen, sino también el resto de monstruos, que lo quieren tener lo más lejos posible: uno de los efectos de la poción es el de maldecir cualquier cosa que mire. Sus efectos sobre los cultivos son devastadores.

Si Balor es así de cruel con los suyos, imagínate cuán cruel puede ser contra sus rivales. Puede duplicar su vida máxima y redirigir todos los ataques enemigos hacia sí mismo. Como tanque que es, puede provocar mucho daño y aplicar torturas como arenas movedizas y veneno. Balor solo tiene un ojo, pero da igual que sus rivales tengan dos, ya que les aplicará igualmente ceguera total.